Descubrir la historia de tu empresa es como callejear con Lenka

Una de mis grandes aficiones es callejear. Me encanta perderme entre las calles de las ciudades o pueblos, aun sin saber a dónde voy. Incluso en mi propia ciudad, a la que conozco exhaustivamente, me sorprendo siempre con una nueva mirada, con una nueva forma de verla. Lugares por donde he pasado cientos de veces me despiertan una nueva emoción, un nuevo recuerdo, una nueva perspectiva.

Estos días me decidí a combinar dos aficiones: el callejeo y la fotografía. En tema de fotografía no llego ni a la categoría de amateur –aunque prometo ponerme a ello y practicar-. Para ello, me descargué una nueva aplicación llamada Lenka, que tiene la particularidad de  que solo te permite hacer fotografías en blanco y negro sin utilizar ningún tipo de filtro –es decir, minimalismo al máximo, lo que ves es lo que sale-. Solo tienes la opción de mayor o menor contraste. Autoenfoque y disparo con tu smartphone. Punto.

Me gusta especialmente porque todo el peso de la fotografía recae en la mirada de quien la hace, y no tanto en la tecnología que utilizas. Hice muchas fotos con ella hasta que… la encontré. Esa fotografía especial que haces que te fijes en ella, a la que le coges cariño con solo mirarla la primera vez. Es la fotografía que ilustra la cabecera de este post. ¿Qué ven en ella?

Quizás muchos no encuentren nada: una vieja calle en ruinas. El vacío. La nada. Pero yo veo en ella pura historia, la esencia de un barrio histórico, maldito, el más antiguo de la ciudad.

Las calles empedradas, estrechas, tortuosas, le dan un halo de misterio que en pocos lugares de los que he visitado he podido encontrar. Muy cerca de allí, una iglesia gótica, la portada en ruinas de una casa-palacio renacentista o el casco de una vieja bodega. Ahí es nada. “San Mateo fue Jerez, era todo Jerez”.

Y entonces imaginé el variopinto mundo de personas que una vez pasaron por allí: hidalgos medievales, duelos de espadas, bullicio de casas de vecinos, barricas de vino rodando, niños jugando a policías y ladrones…

La aplicación de fotografía Lenka es todo eso. Me ha permitido vivir una historia propia, que es mía y, por eso, ahora es de la propia aplicación también.

Y a esto deberían de jugar las empresas, todas: no existe la nada. No por ser una empresa más grande, más moderna o más tecnológica se tiene una mejor historia.

Solo es necesario mirar en lo más profundo de lo que somos y sacarlo a la luz. Ya saben: autoenfoque y disparo. Y nada más.

¿Conoces alguna historia interesante de una pequeña empresa de tu ciudad, desconocida? Cuéntala. Será una buena fuente de inspiración para todos.

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