Marketing o vida. A veces se confunden, a veces llegan a ser la misma cosa, y es cuando el marketing deja de serlo para convertirse en TU propia historia.
Cuando todo lo que hagamos a nivel de marcas se aleje de lo que ha sido el marketing tradicional, de los mensajes en un solo sentido, del lenguaje táctico, del objetivo de venta inmediata a costa de lo que sea, y se acerque más al lenguaje natural de las personas, al cine, a la literatura, a las artes, a los juegos, a todo aquello que emociona a la gente, estaremos realmente haciendo un cambio.
El foco de cualquier negocio no puede ser más un producto o una tecnología, sino las personas. Facebook, Twitter, Instagram, las cámaras réflex, el iPhone, los códigos QR… todo eso mañana habrá muerto.
La tecnología cambia, los productos cambian. Pero las personas siempre respiraremos deseos y emociones, seguiremos enamorándonos, luchando, sufriendo, conversando. Este es el auténtico foco de las marcas.
He elegido esta pequeña joya de Mad Men para iniciar estos pensamientos, para inaugurar esta nueva etapa, porque hace una clara diferenciación entre lo que es apelar a la tecnología de un producto o a la esencia de lo que realmente somos. Supone un pellizco de emociones que resumen de una manera fantástica lo que debe ser el marketing: un espejo donde mirarse y encontrar el auténtico reflejo de quién eres, en lugar de un carrusel plagado de metáforas y hypes.
Se trata de entrar de un modo natural en ese compendio de recuerdos, sentimientos, deseos y, por qué no, razones. Siempre hay una diapositiva en blanco al final de nuestros recuerdos. Nuestra única misión es ocuparla de un modo natural, formar parte de la vida de alguien porque nos ha elegido.
Suerte en su siguiente reunión.
Image by InvernoDreaming